No leas este artículo, puede ser una manipulación.
En los tiempos que corren ya hay un padre para todo. El padre de las matemáticas, el padre del psicoanálisis -de quien por cierto es sobrino-, el padre tuyo, el mío y hasta el padre (su obituario lo confirma) de la “propaganda y las relaciones públicas” Edward Bernays.
Nació en Viena, Austria en noviembre de 1891 y falleció un siglo y cuatro años después. Vivió en Estados Unidos desde que sus padres se mudaron de Austria a sus 21 años. A lo largo de su vida Edward Bernays decía, palabras más, palabras menos, que “un auto (pon tú el objeto o producto o marca) no lo necesitas, pero te hará más feliz“. Así empieza esta nota en la que podrás leer sobre el señor que hizo que fumar fuese guay y que el típico desayuno americano tuviese bacon, eso entre otras muchas cosas más que comentaremos a lo largo de este artículo.
Estudió y se graduó de agricultura en la Universidad de Cornell, pero lo que realmente le atraía eran las comunicaciones. Llegó a trabajar en publicidad y periodismo, pero también en relaciones públicas, a las cuales le dedicó toda su energía y algunos lo llegaron a considerar el «padre» de la profesión.
Nosotros sabemos lo que tú necesitas más que tú mismo.
En Relaciones Públicas, el nombre fue suyo, e incluso escribió un libro sobre ellas: “cristalizando la opinión pública” porque fue el pionero en la realización de investigaciones previas a la implementación de estrategias, dándole el primer y más importante lugar a la opinión pública resultado de dichas investigaciones y estableciendo su influencia en el éxito o fracaso de las empresas.
Es entonces que cobra fuerza lo que escribíamos en el primero párrafo. Seguramente has comprado algún producto que te atraía profundamente pero que no necesitabas y muy probablemente votas por un partido del que no sabes nada pero te simpatiza.
Todo esto es culpa de Edward, quien con toda la experiencia acumulada en los oficios de comunicación más todos los artículos que le hacia llegar su tío Sigmund Freud, descubrió que el ser humano estaba lleno de de pulsiones inconscientes (impulso psíquico con el fin de calmar o suprimir un estado de tensión y que se logra con un objeto impreciso y no determinado) por lo tanto era muy sencillo “conducir” o “manejar” las decisiones o preferencias de la opinión pública vinculando los mensajes con sus emociones o sentimientos más básicos.
¿Y cómo hacia eso?
Hay varios ejemplos prácticos:
Betty Crocker Post Guerra. Tortas que solo requerían agua p ara prepararlas, pero no se vendían. Un estudio de mercado descubrió que las mujeres sentían “culpa” por el poco esfuerzo que dedicaban al hacer la preparación. La solución sugerida por Edward, que las mujeres agregaran un huevo a la mezcla y las ventas comenzaron a subir como la levadura!! El huevo las involucró y eliminó la culpa.
Para la industria Cárnica, se hacia cuesta arriba vender panceta. Entonces a su propia pregunta, quién dice al público qué comer? Bernays consiguió publicar en los medios la noticia de que 5,000 médicos firmaron una declaración en la que acordaban que un desayuno abundante y rico en proteínas (por ejemplo, panceta y huevos) era más saludable que uno ligero. A partir de entonces y sin quererlo así, el clásico desayuno norteamericano debe tener panceta y huevos. NI hablar de las ventas de panceta, se dispararon.
Las primeras influencers. En los años 20, Edward, contratado por Lucky Strike, envío a un grupo de mujeres muy bien seleccionado a un evento masivo para apoyar el feminismo; todas fumaban y vendían la idea que fumar era un paso más en la lucha por los derechos de las mujeres. Así logró vencer el mensaje que fumar no era femenino y que las mujeres no debían fumar.
Algunos de sus logros fueron:
Acuñó el término "propaganda" y lo redefinió en su libro de 1928, “Propaganda”; presentándolo como una herramienta positiva, cambiando su percepción negativa anterior, para influir en las actitudes y comportamientos de las personas, utilizando técnicas de persuasión y comunicación estratégica.
Promovió la idea de que las personas podían ser "dirigidas" o "manipuladas" a través de técnicas de comunicación y persuasión, a lo que llamó Ingeniería del consentimiento. Creía firmemente que los líderes y las élites tenían la responsabilidad de guiar las masas hacia comportamientos y decisiones beneficiosas para la sociedad en su conjunto.
Comprendió la importancia de las motivaciones y los deseos subconscientes de las personas para influir en sus actitudes y comportamientos. Utilizó técnicas de investigación de mercado y se apoyó en la psicología para desarrollar estrategias efectivas de persuasión y marketing.
Utilizó influencers o celebridades como una herramienta de marketing y promoción. Reconoció que asociar productos o mensajes con figuras reconocidas y admiradas podría generar una mayor aceptación y adopción por parte del público.
«Nuestras mentes son moldeadas, nuestros gustos son formados, nuestras ideas son sugeridas, mayormente por hombres de los que nunca hemos oído hablar...». como él mismo o cómo Jiuston Advertising.